Las casas, salvo una que es la que se ve más entera, están allí todavía. El cielo, los cerros.
Era octubre de 1968. dudo muchísimo de que en Cananea alguien se haya enterado de lo que pasaba en otro pedazo del país. Mi padre y mis tíos eran mineros, ellos hacían su trabajo.
Aquella parte negra que se ve atrás, casi cerro, es el grasero, espectáculo que de niña me hizo viajar y temer. En las noches -pasaba en el día también, pero no era tan espectacular-, llegaban las góndolas-tinas cargadas de grasa (siempre supuse que lo de grasa era por brasa, dicen que no), desperdicio del proceso de extracción metalúrgica y no se ve pero allí corre la vía (no corre, vive allí) y los carros eran vaciados; cuando eso pasaba, para el que veía aquello era lava corriendo, muy bello, noche tras noche el volcán abría un ojo y derramaba negrura derretida y luminosa.
Creo que hasta las nubes son las mismas. Desde que cerró el departamento de Fundición, ya no hay lava corriendo.
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