viernes, 29 de mayo de 2009

Cananea, Biblioteca, marzo, 2009.
¿Por qué decidieron recargarse en el pilar ambos? No lo saben, claro. Yo menos. Sólo supongo.
Que se sentían tan bien y relajados que estar de pie no bastaba. Frente a ellos, un no muy nutrido grupo (¿cuántos son necesarios para que un grupo sea considerado nutrido?) han estado escuchando la lectura del libro Linderos alucinados, ha habido muchas preguntas, observaciones, una vibra magnífica, entrañable.
El de la izquierda es Carlos Sánchez, autor del los linderos y de otros caminos; protegiendo el pilar, deteniéndolo, le acompaña Rafael, que antes formaba parte del tal vez sí nutrido grupo de escuchas atentos.
No se parecen, ni físicamente.
Su mirada es muy distinta.

Pero puedo estar equivocada. Por supuesto.

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